Permite que disfrutemos de servicios de streaming estables y confiables. Alberga herramientas digitales que hacen posible diseñar naves espaciales de última generación. Empresas de la lista Fortune 500 aprovechan su potencia informática para analizar sus datos. Almacena información confidencial de países de todo el mundo. Incluso los competidores de Amazon en la industria del comercio electrónico confían en él para asegurarse de que sus sitios web no colapsen durante los picos de tráfico; y todo comenzó como el back-end de una visionaria plataforma de venta de libros que transformaría los hábitos de consumo del mundo entero.
Desde sus inicios, AWS ha estado a la vanguardia de la revolución digital, pero ¿por qué? ¿Cómo una subsidiaria del mayor negocio minorista en Internet se convirtió en la fuerza dominante en la computación en la nube?
Primero, un poco de historia
Fundada en 1994, Amazon inició como una tienda en línea de libros que muchos en la industria tecnológica vieron como una simple novedad; nada demasiado prometedor. Sin embargo, la empresa no tardó en demostrar que no solo estaba aquí para quedarse, sino para conquistar el negocio de los libros, y que no planeaba detenerse allí. En menos de una década, Amazon se convirtió en el minorista en línea más grande del mundo, vendiendo música, videojuegos, electrónica, software, ropa, muebles, juguetes y básicamente todo lo que se podía comprar. Para la llegada del nuevo milenio, Amazon ya era la empresa de Internet más grande del mundo; aún hoy lo es.
Pero para hacer que este monstruo minorista funcionara sin problemas sería necesario contar con recursos que el mundo nunca había visto ante, a una escala sin precedentes. No se trataba solo de mantener una amplia selección de productos de donde elegir; esa era la parte fácil (si es que alguien puede decir tal cosa); el desafío estaba en el otro extremo de las cosas. Todo, desde la logística, el manejo de inventarios, las bases de datos y el almacenamiento, hasta la potencia informática, tenía que marchar sobre ruedas para lograr que los compradores recibieran sus pedidos sin errores ni demoras.
¿Cómo hacer que una maquinaria tan compleja funcionara cuando algunas de las piezas necesarias ni siquiera se habían creado o no existían en la escala requerida? La respuesta fue a la vez muy sencilla e increíblemente compleja: creándolas ellos mismos para así controlar todas las variables.
Desde el lado de TI, específicamente, a principios de la década de 2000, el fundador y CEO de Amazon, Jeff Bezos y su equipo ejecutivo comenzaron a incorporar más y más ingenieros de software, sabiendo que tenían que desarrollar sus propias herramientas y soluciones para asegurarse los servicios de infraestructura digital confiables, escalables y rentables que Amazon necesitaba para mantener su vertiginoso ritmo de crecimiento. Un clásico caso de «si quieres que las cosas se hagan bien, hazlas tú mismo».
No solo las hicieron, las hicieron bien. En una entrevista con Intelligencer Magazine, a fines de 2018, Andy Jassy, ex CEO de AWS, dijo que durante una reunión en la casa de Jeff Bezos, en el verano de 2003, mientras analizaban lo que en ese momento consideraban como las principales ventajas competitivas de Amazon, llegaron a la conclusión de que la empresa se había vuelto tan buena en el desarrollo de sus propias soluciones digitales que podrían estar sentados en una mina de oro.
“Comenzamos enumerando cosas bastante obvias, como que éramos buenos en cuanto a oferta de productos para el comercio minorista, pero cuando lo analizamos más a fondo, nos dimos cuenta de que al construir el negocio de consumo de Amazon tan rápido como lo habíamos hecho en los primeros ocho años, nos habíamos vuelto realmente buenos en la operación de servicios de infraestructura, cosas como computación, almacenamiento y bases de datos ”, recordó Jassy.
Según el ex director ejecutivo de AWS, se habían vuelto extraordinarios en la ejecución de centros de datos fiables, escalables y rentables. Tan seguros se sentían acerca de la infraestructura que crearon, que comenzaron a explorar la posibilidad de ofrecerla tanto a desarrolladores como a empresas.
¿Qué pasaría si proporcionaran sus servicios de infraestructura basados en la web a las empresas para que desarrollaran sus propias aplicaciones? Esa idea requeriría que Internet se convirtiera en el sistema operativo, pero ¿existían en ese momento los componentes clave para un sistema operativo de Internet? Rápidamente descubrieron que no, por lo que, al estilo típico de Amazon, decidieron construirlos.
Bezos, Jassy y su equipo sabían que existía la necesidad; la pregunta era, ¿se interesaría el mercado en los servicios de almacenamiento, bases de datos, y computación de una librería en línea convertida en gigante del comercio electrónico?
Ahora sabemos la respuesta. Con el lanzamiento de Amazon Web Services (AWS) en 2006, Amazon inició una revolución tecnológica que cambiaría la informática para siempre al crear la industria de USD$300 mil millones -y en crecimiento- que ahora conocemos como computación en la nube.
El que golpea primero…
Con AWS, Amazon no solo fue el primero en el juego, sino que también lo creó y escribió las reglas, lo que le dio una ventaja innegable sobre su competencia. De hecho, a su competidor más cercano le tomó seis años desarrollar una respuesta.
Esta ventaja le dio a AWS un tiempo invaluable para perfeccionar su tecnología sin tener que mirar por encima del hombro para ver qué hacía la competencia. También los estableció como el referente en la industria y les brindó años de valiosa retroalimentación de parte de desarrolladores de software, ingenieros y arquitectos de todo el mundo.
Pero si bien el adagio dice, «quien golpea primero, golpea dos veces», este no menciona nada sobre ganar la pelea.
Sí, en el desarrollo de tecnología, una ventaja de seis años podría contarse en años luz, pero las empresas tecnológicas tradicionales no han perdido el tiempo tratando de ponerse al día, recordándole a AWS que no puede darse el lujo de dormirse en sus laureles. Ahora, en AWS saben que tienen motivos de sobra para estar alerta a medida que la competencia se intensifica, y no quitan el pie del acelerador.
Hoy, ese pequeño concepto que creó Amazon a principios de la década de 2000 y que ahora conocemos como «computación en la nube», se ha convertido en la columna vertebral de la economía global; toda la información que importa pasa por la nube de una forma u otra. ¿Por qué? En pocas palabras, a medida que se desarrolló la Internet, el acceso a banda ancha se convirtió en la norma y la conectividad móvil despegó, la cantidad de información que se genera y difunde a través de la web creció exponencialmente, creando nuevos problemas para las organizaciones:
1. Dónde almacenar todos esos datos
2. Cómo computarlos sin que sus sistemas colapsen
3. Cómo mantenerlos seguros
Las infraestructuras locales se quedaron cortas y resultaron inconvenientes y obsoletas. Por otro lado, la nube ofrecía la posibilidad de almacenar cantidades ilimitadas de datos a escala, sin necesidad de que las organizaciones tuvieran que disponer del espacio físico necesario para almacenar servidores o los recursos para mantener, administrar y actualizar sus sistemas.
Lo mismo aplicaría para la potencia de cómputo. Las empresas que experimentaban aumentos constantes en el tráfico ahora contaban con toda la capacidad necesaria para mantener sus negocios en funcionamiento durante los picos de tráfico, y en horas de menor actividad, podían reducir la escala según fuera necesario para no tener que pagar por servicios que no estaban usando.
Las cabezas pensantes de Amazon tuvieron razón desde el principio; la necesidad estaba ahí, el mundo simplemente aún no lo sabía.
Según la firma de investigación y análisis Canalys, en el segundo trimestre de 2021, el gasto global en servicios de infraestructura en la nube aumentó un 36% a US$47 mil millones. En comparación con el segundo trimestre de 2020, el gasto en la nube aumentó en más de US$12 mil millones a medida que se aceleró la migración de cargas de trabajo y el desarrollo de aplicaciones nativas en la nube.
Los resultados del segundo trimestre de 2021 marcaron el quinto trimestre consecutivo en registrar crecimiento en comparación con el trimestre anterior. Una vez más, Amazon Web Services (AWS) ocupó el primer lugar, representando el 31% del gasto total, después de crecer un 37% anual. AWS sigue creciendo, al punto que su participación de mercado actual es equivalente a la de sus dos competidores más cercanos combinados, algo que se ha mantenido constante durante los últimos cinco trimestres.
«Las entrañas de Amazon»
Sin lugar a dudas, el derecho de antigüedad ha jugado un papel esencial en la hegemonía de AWS, pero no puede acreditarse como la única razón de su éxito; especialmente si se toma en cuenta que compite con algunos de los nombres más importantes de la industria tecnológica.
Desde el principio, Bezos y su equipo sabían que, en esencia, AWS debería centrarse sobre todo en el servicio, por lo que la atención a las necesidades de los clientes se convirtió en el sello distintivo de la propuesta de valor de AWS.
En palabras de Jeff Bezos, «Hay un Amazon oculto justo debajo de la epidermis; las entrañas de Amazon, y es todo lo que tenemos que hacer en el back-end para que funcione».
En pocas palabras, con AWS, Amazon puso su receta secreta al alcance del mundo como un servicio. La premisa era simple, lo que es bueno para Amazon tenía que ser igual de bueno para cualquier otra organización, por lo que con el lanzamiento de servicios como S3 y EC2 en 2006, y básicamente todos los productos y servicios desde entonces, la compañía ha estado poniendo a disposición del público lo que en un principio desarrollaron, probaron y perfeccionaron para su propio negocio.
La confianza de Amazon en los productos y servicios de AWS radica en sus propias experiencias, sus tropiezos y éxitos durante el proceso de desarrollo, lo que les da un enfoque claro en los arquitectos, constructores e implementadores de soluciones a través de una arquitectura orientada a servicios, con lógica empresarial y datos accesibles a través de interfaces de programación de aplicaciones (API).
El catálogo actual de AWS comprende más de 200 servicios. Si bien es muy extenso, el nivel de selección que ofrece ha demostrado ser un recurso invaluable tanto para los desarrolladores e implementadores de aplicaciones. Por ejemplo, mientras que otros proveedores de la nube ofrecen un único servicio de base de datos, AWS tiene cuatro de donde elegir.
Como consecuencia natural de una oferta tan amplia y compleja, los equipos de soporte y la fuerza de ventas de AWS deben de tener un excelente manejo de los aspectos técnicos del negocio, lo que hace que los procesos de preventa, compra e implementación sean mucho más amigables para el cliente.
Además, AWS crea constantemente servicios innovadores para Amazon y luego los pone a disposición en la nube pública. Lambda es un buen ejemplo. Inicialmente, Amazon desarrolló esta plataforma informática de inteligencia artificial basada en eventos y libre de servidores para Alexa, su exitosa asistente virtual. Solo hasta haber demostrado que estaba lista para competir al más alto nivel, Lambda fue incorporada a la cartera de servicios de AWS.
Pero una perspectiva pionera y orientada al cliente es solo una parte de la historia; hay más. Los otros dos componentes esenciales para mantener a AWS como el proveedor de servicios de nube número uno del mundo son los precios y la seguridad.
Los servicios de AWS son rentables pero también más convenientes gracias al modelo de precios de pago por uso; una invención de la empresa que su competencia finalmente adoptaría, convirtiéndose en el estándar de la industria.
Precios accesibles, junto con lo confiable y escalable que han demostrado ser los servicios de computación y almacenamiento en la nube de AWS, crean una propuesta muy difícil de superar. No obstante, en un mundo en el que por cada avance tecnológico aparecen nuevas amenazas cibernéticas cada vez más avanzadas, para seguir siendo competitivos a largo plazo, los proveedores de la nube deben hacer que sus soluciones no solo sean seguras sino que estén preparadas para el futuro. Esta no es una tarea fácil y AWS se la toma muy en serio.
Para garantizar total soporte operativo, pase lo que pase, AWS ha dispersado sus infraestructuras por todo el mundo, colocando sus servidores en ubicaciones secretas a las que solo tiene acceso un número muy reducido de personal autorizado.
En la actualidad, AWS abarca 245 países y territorios con 81 zonas de disponibilidad en las que se encuentran sus servidores; cada una de estas zonas está dividida para que los usuarios puedan establecer límites geográficos en sus servicios si así lo requieren, pero también para aumentar la seguridad mediante la diversificación de las ubicaciones físicas donde se alojan los datos. Además, la compañía trabaja activamente en el desarrollo de productos de inteligencia artificial y aprendizaje automático de vanguardia para crear soluciones de ciberseguridad capaces de adaptarse, predecir, y neutralizar cualquier cosa que los delincuentes cibernéticos puedan crear, ahora o en el futuro.
La pelea se va a poner aún más interesante
Pero ¿qué podemos inferir sobre el futuro de la carrera por el dominio de la nube? ¿Puede AWS mantener su posición de liderazgo por mucho más tiempo?
Una cosa está clara, durante los últimos dos años, los proveedores de la nube, en general, han registrado un crecimiento significativo, y se prevé que la tendencia continúe. En algunos casos, el crecimiento se ha visto impulsado por la mayor demanda de clientes existentes que necesitan migrar sus infraestructuras a un entorno de nube. En otros casos, el aumento proviene principalmente de un énfasis en entornos y sectores híbridos y de múltiples nubes, como el comercio minorista, la atención médica, y la inversión gubernamental.
La carrera está cambiando, pero también el campo de juego. Según la firma de investigación Gartner, en 2020, el gasto en TI en todo el mundo representó USD$3.800 millones, lo que significa que el mercado de infraestructura en la nube representó solo el 7% del gasto total en TI a escala global, dejando mucho espacio para el crecimiento.
La industria de la nube es un universo en expansión, no un pastel limitado en el que las ganancias de cada participante implican una pérdida para los demás. Las cifras de Gartner muestran que, aunque los cinco principales proveedores se reparten el 80% de los ingresos, prácticamente todos los participantes están creciendo.
Con la madurez del mercado de la nube pública, se hace más evidente que estamos en un entorno en el que, por encima de la tecnología subyacente, las organizaciones darán prioridad a cosas como el enfoque hacia el cliente, las alianzas estratégicas que los oferentes de servicios cloud mantienen con otros proveedores, su capacidad para atender las necesidades de industrias específicas, y el tipo de vínculo que pueden construir juntos. Más que simples proveedores, los oferentes de la nube comienzan a ser vistos como socios estratégicos, aliados con los que crear un futuro común.
En tal contexto, la latitud y madurez de su servicio, una filosofía orientada al cliente, la tecnología probada en el mundo real previo a su lanzamiento, y los avances en edge computing, inteligencia artificial e implementación de 5G, brindan a AWS una buena oportunidad para mantenerse a la vanguardia en este campo de juego en expansión, pero lo que determinará quién habrá de lederar y quién se quedará atrás, será la capacidad de los proveedores para construir alianzas sólidas a largo plazo con sus clientes y facilitar su adopción de nuevas tecnologías a través de servicios administrados. Para obtener más información de cómo las tecnologías de vanguardia de AWS combinadas con la oferta de valor de Intcomex Cloud pueden catapultar a tu empresa al siguiente nivel de productividad y eficiencia, visita https://cloud.intcomex.com/aws/