
Muy probablemente, hoy en día no encontraremos alguien que utilice una computadora y nunca haya escuchado hablar de “la nube”. ¿Pero de qué se trata esto que suena tan etéreo? ¿Cómo está relacionado con nuestro uso de la tecnología? ¿De qué manera afecta nuestro día a día?
Imagina esta situación: Vas en tu vehículo de regreso a casa después de un día en la oficina. El tráfico es pesado, así que para hacer el transe más llevadero conectas tu teléfono móvil al sistema de audio del coche, entras a tu servicio de streeming de audio favorito (Spotify, Tidal, Apple Music…) y pones una de tus listas de música, o un podcast.
El tráfico se vuelve cada vez más pesado. Es hora de entrar a tu app de geolocalización (Waze, Google Maps…) y buscar una ruta alterna que te ahorre algunos minutos.
Finalmente llegas a casa. Ha sido un día largo y no tienes ganas más que de comer algo y tumbarte frente al televisor, así que utilizas la app de comidas a domicilio (Uber Eats, Glovo, Food Panda…) y de entre las decenas de opciones gastronómicas disponibles te decides por una pizza. Un par de clics y la cena ya está pre-pagada y en camino. Mientras llega, te tiendes en el sofá, entras a tu servicio de streaming de video (Netflix, Prime Video, Disney+, HBO Max…) y retomas tu serie favorita justo donde la dejaste ayer. Tu teléfono te alerta que tu pedido está por llegar. ¡Genial! De aquí en más será cosa de disfrutar de buena pizza y buena TV.
Hasta hace poco tiempo, todo lo anterior habría sido sencillamente impensable. Recordarás que tan solo 10 años atrás, guardar tu música y videos requería de hacer lugar a pilas y pilas de CDs o llaves USB, o simplemente atiborrar el disco duro de tu PC hasta agotar su capacidad. Esto traía consigo un sinnúmero de inconvenientes que iban desde las limitaciones en la cantidad de información que podíamos almacenar, hasta la imposibilidad de abrir un archivo en el dispositivo que quisiéramos. Cada archivo estaba disponible únicamente en el aparato que lo contenía. Lo más parecido a la movilidad en el acceso a nuestras canciones o videos, era llevar a donde fuéramos copias en discos o memorias flash.
Hoy, en cambio, el acceso a la información desde cualquier dispositivo conectado a la internet es algo absolutamente cotidiano, tanto que nunca lo cuestionamos. Pero, si la música que escuchamos, la información de carreteras o de los cientos de restaurantes entre los que podemos elegir, o las series y películas que vemos contra demanda no están almacenadas en nuestros dispositivos, ¿dónde está alojada toda esa data? La respuesta es, en la nube.
¡Bienvenidos a la nube!
Volvemos a nuestra pregunta original: ¿Qué es la nube?
Con los avances en las tecnologías de la información que hemos experimentado en los últimos años, nuestra capacidad para enviar y recibir datos ha aumentado enormemente. Procesadores cada vez más potentes y mayor capacidad de ancho de banda hacen posible que acceder archivos en la web que antes habrían tomado mucho tiempo en descargarse, sean ahora accesibles prácticamente en tiempo real. Estas tecnologías abrieron la posibilidad para que gigantes tecnológicos como Microsoft, Apple, Google o Amazon crearan grandes centros de datos y ofrecieran servicios remotos de alojamiento, procesamiento, y análisis de la información. Así, la idea de que la información de cada empresa se mantuviera alojada en redes de servidores locales y que esta fuera accesible solo desde las terminales conectadas a esas redes internas, dejó de ser necesaria.
Por medio de estos servicios, empresas e individuos se libran de tener que adquirir y dar mantenimiento constante a complejas infraestructuras digitales físicas. En su lugar, simplemente contratan los servicios de tecnologías de la información que necesitan. Las bases de datos, el software, el almacenamiento, el análisis de los datos… todo es accesible de forma remota por medio de aplicaciones que se pueden utilizar desde cualquier dispositivo inteligente. A esto es a lo que nos referimos al hablar de las tecnologías en la nube.
¿Por qué la nube?
Los beneficios que la nube trae consigo son enormes y aumentan a diario con los constantes avances en la tecnología.
Ahorro. En términos de costos, el manejo de la data de forma remota hace que las empresas ya no necesiten contar con caros equipos de computación (racks de servidores, terminales, infraestructura física de redes…) y paquetes informáticos, lo que a su vez reduce los costos asociados a la operación de esos equipos, como la electricidad, el mantenimiento, los servicios profesionales de administración, y una larga lista de etcéteras.
Practicidad. Tradicionalmente, implementar productos y servicios de tecnologías de la información involucraba múltiples -y caros- expertos trabajando durante días, a veces semanas o meses, para lograr que todo funcionara como se esperaba. Por el contrario, aprovisionar y echar a andar servicios en la nube a completa capacidad toma, por lo general, unos pocos clics y algunos minutos u horas en el peor de los casos.
Consumo inteligente. El ahorro va mas allá del software, los equipos físicos y sus costos operativos; se extiende al uso de los servicios. En la nube, se paga estrictamente por lo que se consume, ni más ni menos. Esta flexibilidad a la hora de elegir los paquetes de servicios facilita a micro, pequeñas y medianas empresas el acceso a recursos tecnológicos que de otra manera les sería difícil adquirir, y les permite variar los alcances de esos servicios según lo necesiten. Por ejemplo, si una pequeña empresa empieza a crecer y necesita de una mayor capacidad de almacenamiento, procesamiento y transmisión de datos, simplemente aumenta el servicio. Si por el contrario, una empresa requiere -por cualquier razón- reducir los servicios que utiliza, lo puede hacer de forma inmediata.
Productividad. La posibilidad de acceder a cada bit de información en cualquier momento, desde cualquier lugar, y con prácticamente cualquier dispositivo capaz de conectarse a internet, abre posibilidades infinitas en términos de productividad. A modo de ejemplo, cuando antes un reporte quedaba inconcluso en la terminal de la persona a cargo mientras esta se iba a su casa por el fin de semana, ahora esa misma persona puede acceder al documento desde su teléfono móvil, tableta, o computador personal y terminarlo mientras va en tren camino a casa. No solo eso, puede compartirlo y trabajar en él de manera colaborativa y en tiempo real con sus compañeros de equipo.
Actualización. No es solo cuestión de acceder a aplicaciones y procesar información de forma remota, es también un tema de características de los servicios y las aplicaciones disponibles. Con las tecnologías en la nube, la necesidad de mantener hardware y software siempre actualizados si se quería contar con el mejor rendimiento disponible, quedó en el pasado. Ahora absolutamente todo se mantiene actualizado de forma inmediata sin que eso implique necesariamente incurrir en costos adicionales.
Otra ventaja es que los equipos de TI ya no tienen que dedicar largas horas a tareas cotidianas relativamente sencillas, como la administración de cuentas o la instalación y actualización de software, lo que les permite enfocarse en labores de mayor relevancia desde el punto de vista estratégico.
Seguridad. La idea de que la data de una organización esté alojada en la nube puede crispar los nervios de quienes están acostumbrados a mantenerla en servidores físicos, que pueden ver y tocar. No obstante, la nube ofrece soluciones de seguridad que hasta hace poco habrían sido cosa de ciencia ficción. Autenticación de la identidad de los usuarios mediante inteligencia artificial, administración automatizada de privilegios de acceso a la información, encriptación de comunicaciones, filtrado y evaluación de correos entrantes y salientes para detectar la presencia de softwares maliciosos, almacenamiento y archivado seguro de datos, protocolos de recuperación de data en caso de desastres… los niveles de seguridad informática que ofrece la nube superan los sueños más ambiciosos de los expertos y son la pesadilla de los criminales del ciberespacio.
Oportunidades de negocios. En todo el mundo, la nube ha puesto a disposición de las empresas una infinidad de nuevos servicios que elevan su eficiencia y productividad a niveles hasta hace poco inimaginables, para beneficio también de los consumidores; y la innovación no se detiene. Para las empresas indistintamente de tamaño, localización o actividad económica, la migración a la nube es, cada vez más, un tema imperativo; un asunto de supervivencia. Las que lo han hecho y las que lo hagan de forma correcta y a tiempo se mantendrán a la vanguardia en sus industrias; las que no, se encontrarán en la obsolescencia en muy poco tiempo.
Y como en río revuelto ganan los pescadores, esta disyuntiva abre un universo de oportunidades a las empresas de servicios de IT, en especial a los proveedores de servicios administrados. Ellos son los llamados a guiar a cada organización en el mundo, desde microempresas hasta corporaciones multinacionales en su viaje de transformación digital.